ALVARO J. MARQUEZ

TESTIGO

A mí no puedes decirme
que las cosas no son como lo digo,
ahora no pienso irme
sin decirte lo que sé,
esos cambios que encontré
cuando quise volver contigo.

De esa mujer que conocí
en aquel primer encuentro,
la misma que consentí,
de ojos claros y brillantes,
de esa mujer que eras antes
nada queda en tus adentros.

Hoy ya no sabes soñar
ni hacer que sueñen otros,
no te llega a motivar
lo que antes llorar te hacía,
esa especial melodía
que era tan de nosotros.

Ya no puedes expresarte
con dulzura y suavidad
ni siquiera serenarte
para que en calma te vea
y así tratar de que crea
lo que llamas tu verdad.

En realidad da lástima ver
cómo dejaste morir
lo mejor de tu esencia mujer,
que sólo queda dolor
en el lugar de un amor
que ya no puedes sentir.

No entiendo de qué manera
tu dignidad se prostituyó,
el tiempo en su carrera
volvió tus sentimientos escasos,
te derrumbaste y tus pedazos
los he recogido yo.

Y te quisiera armar
como armo un rompecabezas,
pero no puedo encontrar
las piezas que necesito,
perdón y amor infinito.
¿Dónde escondiste esas piezas?

He podido ver con dolor
que ya ni tú misma te quieres
y por respeto al amor
y para no hacerlo más triste,
prefiero recordar lo que fuiste
¡y no decirte lo que eres!