Te amare, sobre la hierba fresca
Dices que mi risa te domina, que mis besos te enloquecen
Que al contacto con mi pene, tu vientre se estremece
Que mis arrullos, de amor suenan en tus oídos, como coros de ángeles celestiales,
Que mis besos, son como pinceles, que pintan mi amor por todo tu ser,
Que son como un manto de nieve, que va cubriéndote toda,
Pero con nieve de fuego y pasión, esa nieve que solo la tormenta de mi amor
Puede producir, en tu interior.
En cambio, soy yo, el que piensa, que es tu sonrisas,
La que ilumina mi atardecer, y en mi dulce amanecer, me llega la luz
De tus ojos, devoran el espacio, buscando los míos, quizás sin querer
Tus labios candente calman mi sé, de amor, si mi sé. Y te digo entrecortadamente,
Te amare sobre la hierba fresca. Entre el dorado trigal, donde se confunde tu pelo, como el dorado panal, ese panal de donde sale es miel, ala que me he hecho adicto,
Y me beberé los jugos, de tu dulce, y rubio parral, para que tu licor dorado
Embriague mi ansiedad.
Para que tu hermoso cuerpo tiemble, pidiéndome, más, más, más,
Y tu orgasmo, me reciba, como, a lo soso, la sal, como al sediento agua fresca
Como a la playa, al mar.
Autor: Joaquín Méndez Gómez, alias garrulo, reservado todos los derechos
De este poema. A los herederos le gales de Joaquín Méndez, 12/08/2010