MALA NIEBLA.
Estaba yo muy temprano vigilando desde mi montaña,
mirando las cargas que lleva el tiempo con ojos del alma,
entonces ví pasar la maligna niebla vestida de poeta,
cazando madrugadas con envenenadas flechas y lanzas.
Iba agazapada buscando robar luz a las intenciones blancas,
disfrazaba de poesía el filo de sus frias guadañas,
metíase menta fresca en su sucia y maligna boca sin alma,
para ocultar su aliento etílico que al paso mataba las plantas.
No ocultaba sus fuertes odios, el mal ser de negra alma,
rasgaba sus vestiduras y vociferando maldecía la madrugada,
gritaba y amenazaba loca que a la paz le clavaría el alma
y quemaría la luna para dejar por siempre a oscuras el alba.
Gritaba: Mataré al rocío y dejaré mudas a las aves tempranas,
romperé al rocío sus alforjas y a las aves las melodías de sus gargantas,
para que nunca más los trinos despierten las mañanas
y duerma para siempre sin calor el sol trás las montañas.
Mientras gritaba odios, se revolcaba y arrancaba sus cabellos,
enterrando rabiosa en su rostro sus filudas y ocultas garras,
maldecía a los Poetas y al cuartel de amor de una Generala,
mientras se hacia fuego en su boca el odio de sus palabras.
Fue cuando vino con las aves el ángel vestido de zorzal,
quien con trinos de clarin despertaba dulce y alegre la mañana,
la mala niebla asustada corrió despavorida hasta el humedal,
a ocultarse en las totoras donde duerme con las zorras.
Autor: Poeta al atardecer.
Estas letras son reeditadas; las publiqué por primera vez hace unos años, cuando la vida me mostró que llegaba a éste hermoso Portal de Poemas del alma el maligno ser enemigo de la paz y la convivencia, que divide y nubla las buenas intenciones blancas de la Poesía.
Poeta al atardecer.