Alegría de escondidas,
de corridas en la vida,
jugando como si nada
en el patio de tu casa
en la borrasca sin tregua
desde una tarde pausada.
Alegrías sin sentido,
si abuso, sin cariño,
sin ver lo que todos miran,
sin querer o por quererlo
mientras que como tranquila
en la mesa con comida.
Alegría de estar viva,
de mirarte, acariciarte,
de encontrarte desde siempre
con el corazón contento
que palpita en nuestra casa,
en la cama, la cocina,
las ventanas, palanganas,
las baldosas retorcidas,
las plantas de enredadera
y los cantos en poesía.