Poco a poco recorro
tu contorno,
me escurro
sobre la línea de tu espalda.
Los besos calan
en los huesos,
no hay arista sin estremecer
en tu geometría.
Te susurro mentiras
para engañar al tiempo,
mientras tu humedad
se desliza
por las huellas de mis manos.
Me fundo hasta en tu sombra
y enloquezco en tu mirada,
tus uñas son el faro
que me guía hasta tu puerto.
Ahí donde la calma
ya no es calma,
sino libertad,
los gemidos
se apoderan del silencio
y el momento es eterno.
Luego yaciendo en ti
me fumo tus suspiros
y bebo de tus sonrisas,
mintras que mi pecho
es tu almohada
y tu cuerpo mi libertad.