En aquellos años de dicha y fulgor,
en los que nuestra alma semeja una flor,
a los veintiún años y esto se asemeja,
como miel de dicha de un panal de abejas.
Y como estos bichos son recolectores,
cosechando el néctar de miles de flores,
ella era una de ellas y por eso así,
lleno de ilusiones me le dirigí.
Y pasado el tiempo no sé qué pasó,
se fue de mi vista y desapareció,
y ya en poco tiempo la volví a encontrar,
con cara marchita a su corta edad.
Que le ha sucedido a esta linda niña,
con los ojos rojos y marcadas líneas,
me mostró desprecio y no me hizo caso,
solo me hizo un gesto lleno de rechazo.
Supe por las lenguas muy malas del barrio,
que cambó su vida y que ahora a diario,
se vive de noche paseando en los ántros,
sacándose el jugo de su cuerpo sano.
Siempre en la mañana la veía marchita,
y ya por la noche de linda carita.
es el maquillaje y su juventud,
y el color brillante de rayos de luz.
Pero pasó el tiempo y ni por un rato,
lucía el maquillaje se acabó el encanto.
ahora de cuarenta aquel día me dijo,
los tiempos se fueron de aquel regocijo.
Pobre sigo siendo no me gane nada,
viviendo de noche y hasta bien drogada,
de animal nocturno ya no sobrevivo,
cambiará mi vida y a ti te lo digo.
Ni para la dosis de droga me alcanza,
lo poco que gano y ni tengo casa,
otros disfrutaron de mi juventud,
y hoy que nada valgo me juego un albur.
Pero nunca es tarde aún tengo vida,
seguiré luchando y estaré tranquila,
sé que ya pasamos la vida dichosa,
quiero ser tu amiga no busco otra cosa.
Creo que a mis cuarenta no me siento vieja
si me pongo guapa encuentro pareja,
adiós las loqueras y ahora ya alineada,
esa vida vaga ya está terminada.
Lo que fue hace un tiempo ya es tiempo pasado,
todo a los cuarenta no está terminado,
creo que es media vida si es que llego a ochenta,
toda vía a mis años la piel se calienta.
Y si vivo poco ya todo es ganancia,
lejos de los vicios de esa vida falsa,
un día fui tu novia y hoy seré tu amiga,
teniéndote cerca que la vida siga.