Jorge Horacio Richino

MAR DE ARENA

 

 

Su marinero de luces

se quebró en aquella tarde,

cuando la suerte cobarde

puso al torero de bruces

 

Una vida de ilusiones

se frustró en aquel momento,

y volaron con el viento

tantas promesas de amores.

 

Era todo arena y cielo

al promediarse la siesta,

pero hubo un grito en la fiesta

y ya no hubo más consuelo.

 

Rojo sangre su pañuelo

y dolor en los estrados

... muchos sueños proyectados

derribó aquel negro velo.

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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