Escaleras de escalones
flacos, troncos con bastones
que suben mirando al cielo,
alcanzando los balcones
de amorosos que se quieren
mientras recitan los versos
de poetas muy antiguos.
Escaleras que transito
cada vez que subo o bajo
para acercarme a tu rostro,
a tu pecho, a tu mirada,
a la vereda de enfrente,
a un árbol de mi ventana
que de pronto tuvo vuelos
de pájaros de mañana.
Escaleras que me dejan
todo el tiempo sin parar,
a que pasee descalza
cuando tengo que pasar,
y son parte de una historia
mientras vivo por acá,
que no estaban hace mucho
por el viejo Buenos Aires,
con la pampa del lugar.