El roble con sus hojas amarillas
desnudando sus ramas
abraza sereno las orillas del río.
Alfombras de hojarasca de colores
cubren todos los rincones
del gran robledal.
Sus aguas claras y limpias
corren incansables,
discurren por la falda de la montaña
serpenteando el escarpado paisaje.
La Sierra nos regala su quietud
su luz tamizada del otoño
entre una suave neblina,
con sus ricos matices
su variada flora, fauna
y su belleza natural
arrebatadora de los sentidos.
07-11-2020