Tus ojos, mi Bien,
la fantasía de tus ojos,
encendidos luceros de miel,
ventanas de mi poesía.
Tus ojos, mi Cielo,
una vez encontraron los míos,
sentí ese beso de tus ojos
que juntó el aliento de nuestras pupilas.
Tu desbordante mirada,
eclipsó mi pobre corazón.
retorció mis entrañas
y alumbró mi Vida
Hoy, esa mirada está lejana
tus ojos están enlutados.
el paisaje está melancólico,
hay silencio en tus ojos.
¿Por qué ya no me hablan tus ojos?
la languidez de tu mirada
son para mí, noches obscuras
que han enmudecido mi corazón.
Amor . . .
Sin la virginidad de tu mirada
sin esos dos luceros relampagueantes
sin el fuego y destello de tus ojos,
ha comenzado para mí la obscuridad.
Jaime García Alvarez
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