Flor de tinieblas
En tú mirada cálcica penetran las ebras eternas y distantes
Que cabalgan en la locura maestra del hada emigrante
Ennegrecida por el odio
Por momentos siniestra
Por momentos... delirante
Cuentos excelsos
Enraizan amaneceres dispersos y muertes que se enebran
Tan perdidos pero elocuentes
Cómo estos tántricos versos
Que te cuento
Que no son limas de acero
Sino aves de guerra
Encogiendo los hombros de tantas gentes de carácter soleado y de encendidos, sus bellos corazones
Ensombreciendo el deleite por el éter omnipresente
Que fugaz
Te rompe
Te suspende
No comulga
Ni atiende a razones
¿y qué del sabor amable de una buena amiga?
Celete cósmico que les precede y abriga
No son voces lentas ni cansinas para todo el mundo
Digan lo que digan
Son flores de loto
Que a lo sumo
Dolores mitigan
Dichosas sean las mujeres bien entregadas al tema
Luces y sombras de lunas en calma tumbadas sobre la arena
Muerte y sol
Pan y hambre
De par en par
Sobre el árbol
Cómo un enjambre
Llora con tedio el alma en pena
Sin soporte que les pueda sopesar la gran condena
Ni sostener el patrón de vida de antaño
Que no engaña ni envenena
A la solera de flores que venera
Y los mantiene en la zona aledaña
Del amor y la pasión
Lejos
De la maldita guadaña
Y el rocoso sentir del vasto firmamento
Con sabor a tiento de piedra
Y mentir con olor a incienso
Que es una sutil arma de guerra
Y sellar con el puño el himno del golpe maestro
Quemada la hiedra y la hiedra
De sus queridas parentelas
Los viejos ancestros