Pedro Antonio Borges Rodríguez

Flor de tinieblas

Flor de tinieblas

En tú mirada cálcica penetran las ebras eternas y distantes

Que cabalgan en la locura maestra del hada emigrante 

Ennegrecida por el odio

Por momentos siniestra

Por momentos... delirante

 

Cuentos excelsos

Enraizan amaneceres dispersos y muertes que se enebran

Tan perdidos pero elocuentes

Cómo estos tántricos versos

Que te cuento

Que no son limas de acero

Sino aves de guerra

 

Encogiendo los hombros de tantas gentes de carácter soleado y de encendidos, sus bellos corazones

Ensombreciendo el deleite por el éter omnipresente

Que fugaz

Te rompe

Te suspende

No comulga

Ni atiende a razones

 

¿y qué del sabor amable de una buena amiga?

Celete cósmico que les precede y abriga

No son voces lentas ni cansinas para todo el mundo

Digan lo que digan

Son flores de loto

Que a lo sumo

Dolores mitigan

 

Dichosas sean las mujeres bien entregadas al tema

Luces y sombras de lunas en calma tumbadas sobre la arena

 

Muerte y sol

Pan y hambre

De par en par

Sobre el árbol

Cómo un enjambre

 

Llora con tedio el alma en pena

Sin soporte que les pueda sopesar la gran condena

Ni sostener el patrón de vida de antaño

Que no engaña ni envenena

A la solera de flores que venera

Y los mantiene en la zona aledaña

Del amor y la pasión

Lejos

De la maldita guadaña

 

Y el rocoso sentir del vasto firmamento

Con sabor a tiento de piedra

Y mentir con olor a incienso

Que es una sutil arma de guerra

Y sellar con el puño el himno del golpe maestro

Quemada la hiedra y la hiedra

De sus queridas parentelas

Los viejos ancestros