En un rincón
de mi afiebrada mente.
escucho la suave melodía
de una vieja canción.
Una canción
que me recuerda
cuando pensé en conquistarla.
¿Lo recordará?,
sin permiso de sus padres
aceptó bailar conmigo,
era muy joven e inocente,
yo la apretaba entre mis brazos
ante la mirada
furiosa de la madre.
Ella apoyaba la cabeza en mi hombro
como si buscara protección,
yo sentía en mi pecho
latir con fuerza el corazón,
mientras le hablaba de mis sueños,
el de vivir juntos los dos-
Ella me decía con los ojos
que gustosa compartía la ilusión.
Bailó conmigo toda la velada
alimentando más aún las ansias
de hacer mío su corazón.
Al despedirnos,
me dio su nombre y dirección
la busqué por cielo y tierra,
su nombre al parecer
salió de un almanaque
y la dirección, casi me muero,
era la del cementerio del lugar
Entonces me di cuenta
que caí como un chorlito
que solo quería bailar,
para no perder la noche
entre planchar y planchar-