El saber que el agua está estancada en algún pozo viejo
Y que la sierra riega sus lágrimas para bañar las aldeas
Las de paja y concreto por igual
El saber que el grano esta vendido antes de llegar a ser pan
que el dulce sabor del pan con agua es más que una cárcel
Cuando suenan las tripas
Y que ese mismo pan se hace artesanalmente para paladares menos ruines
De amaranto, quinoa y ciruela
De vino, cacao y almendra
Que en cada extremo que toque me veo
y hago una mueca hacia dentro
Porque no importa a donde vaya, si el fuego me consume
en el más gélido glaciar
El elixir blanco que escalan los que tienen alma de pájaro
Los que no temen al peñasco, a la mala pisada
por una vista alegre desde la más alta cumbre
Que les devuelva el aire perdido en el humo de los edificios grises
Puedo andar todas las miles de cientos de millones de carreteras
Viajar alrededor, al centro y fuera del planeta
y seguiré siendo aquel y aquella,
el forastero de la vida
Depende de en qué punto me arroje la tierra
De que me empujen o decida saltar la frontera
Debo beber la cruel belleza,
Como el odio al amor y la paz a la guerra
Masticar la mentira y saborear la verdad
Como el tao se alimenta del todo
En la danza del caos y el orden
puedo quedarme un minuto en blanco
ahuyentando mi propia videncia
Entre aquí y allá, con la mente en auto-hipnosis
Dibujando mariposas en el tiempo
Y es que perder la consciencia no se puede
No se es capaz de ver el lado eterno sin ser un simple mortal
Ni tampoco celebrar la vida sin un breve poema
Ese que te hace empuñar el corazón hasta exprimirle miel
y cerrar los ojos en un sueño despierto
En un intento absurdo de renunciar a ver
quedarte ciego a voluntad, y cantar sin hacer ruido
Devorando uno a uno tus ideales
Caminando hacia la vida corriente
Simulando volar alto donde no se asome nunca
El rostro de la cruel belleza