Es su Espíritu al que presiento
Me suena a Dios
Amándole cuando le comúlgo
Por el viejo mundo, por el siglo veintiuno.
Y con mi fe le poetízo
En recogimiento y ruego ferviente
Con versos y acciones
A mi Dios presente en todas partes.
Esperando conocerle
El día que acabe la muerte
Y en mi nuevo tiempo, en su paraíso
Allí se me muestre.