En esta noche que la luna regresa, virginal en su plenilunio
Sentado ante tu recuerdo, ávido estoy del olor a greda
Del aroma a flores silvestres, que emana de tu vientre
De tu cuerpo vestido de pradera y selva
Tengo deseos de mar en la mirada
De mi ola inocente lamiendo tu piel de arena
Quisiera acariciar las dunas impacientes en tu pecho ingenuo
Y pleno de calor y hombría, ceder a la quietud de tu matriz en calma
En esta noche que la luna regresa, añoro el olor a hierba
El sosiego de tu mirada, contemplando el cielo de mi entrega
En este latir infinito de la luna abandonada
Apetente estoy de ti, de tu piel, y tu humedad inocente, renovada
Tengo deseos de estrellas, en el umbral de mi pasión, casi olvidada
De su complicidad y desvarío, de su ingenuidad ante tu infinito
Quisiera acariciar tu pecho, en esta noche de luna enamorada
Y llegar a ti entre flores silvestres, entre cándidas espumas
Para provocar tu vientre y saciar mi sed,
con el remojo de tu desnudez inmaculada