ANOCHE (breve interludio)
En tu estómago desnudo, mi cabeza
reposada, escucha la madrugada
el transcurrir de las horas en mi puesto
de avanzada, entre el amor y la almohada,
las dudas y las certezas; y acudo ya sin pereza
a la trémula llamada de tus labios
de cereza. Y allí, y no entre los sabios...
... voy y encuentro
la grandeza.
J.G.