A veces mueres por segundos,
y lo hago yo también...
la vida te abandona, suave, suave y lenta
al compás de estos párpados que caen
desvanecen, son nada;
yo aun recojo tus pedazos
del sepulcro de mis ojos.
Cae la noche y las sombras se ocultan,
los segundos van muriendo
y este verso sangra sus letras
suave y pasajera
vas mutando en sus memorias;
los ángeles no cantan esta noche
ni sus notas serán sacrilegios,
hoy solo la noche te escucha
y esta muerte sin segundos
que aun no hace tiempo para escuchar.