Solo yo conozco
el sabor a sal
de una lluvia de abril
rebalando por el frío cristal,
una tarde de domingo.
Solo yo conozco
que la luna sabe
a café enfriándose
en el vano de una ventana
donde los ojos
se posan en el vacío.
Solo yo conozco el dolor se las aves
que migran al norte
dejando atrás momentos y recuerdos
antes de ser abatidos por el frío.
Solo yo conozco
que mis versos son letra muerta
una profanación de la tinta
en un inmaculado papel,
ferrogálica simbiosis
que escribió Neruda
en su canción desesperada.
Solo yo conozco los fantasmas
que duermen en mi cama
que de puntillas y a escondidas,
deambulan por la casa,
buscando quien sabe qué,
en las cortinas
y las sábanas.
Solo yo conozco a que sabe
el perfume atierra recién mojada;
el sonido de unos pies alejándose,
pisando la hojarasca
de un otoño eterno de ocres vientos
que vapulean el alma.
Solo yo sé a que sabe,
mi piel,
cuando te extraña.
-. PaR
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11112020