Cómo no oír esa dulce melodía
que surge aun aquí
si en ella asciendo siempre infinito
a un mundo con el que este
es totalmente incapaz de competir.
Es un cielo tu cariño
que mis caricias te lo paguen
sin que pidas,
es lo que más yo necesito
cuando me siento siempre así
de deprimido sin poder tocarte
siquiera con un verso
memorable, y eso es lo fatal
si todavía formo parte
de este mundo y todo falta
hasta doler dentro del alma
a lo salvaje su mordida
ya con sangre
que sin quien lo impida
va brotando...
Y es no parar hasta que inunde,
que en ella se me mezclan lágrimas,
y todo en torno es un caos
en la oscuridad sumido
en que como ellas me disuelvo
sin alivio a mi agonía
de esta noche irrepetible.