Un día tras otro. El amanecer en la cama, un erguirse de cuerpo entero dentro de la ropa, sumergir la cabeza en el agua.
Irse hasta la puerta, abrirla, para acordarte que eres tiempo, que el cuerpo trae su fecha de vencimiento, y meter las manos en los bolsillos.
Pestañear al Sol, brincar sobre la carretera, domesticar los instintos.
.