Ni la luna se asomaba…
¡Que noche más tenebrosa!
Silbo que cala en los huesos,
Y en el fondo del barranco
El gemido del suicida.
Dicen que sufría de amores,
Lo llamaban “ mal querido “
Fue enemigo de la suerte
Y la muerte lo procuraba.
Jamás un beso de amor
Se posó sobre sus labios,
Nunca supo de ternura
Y de pasión ni se diga.
Y aquella trágica noche
Cuando los perros aullaban
Se tensó la cuerda floja,
Mientras crujía la rama.
La madrugada era fría
Y el silencio se hizo eco,
Ningún mortal fue testigo,
Ni la luna se asomaba.
No hubo quien lo velara
Ni quien sufriera el deceso,
Su cuerpo abrazó una fosa
Sin rezos que acompañaran.
R.I.P.
(VOZ DE TRUENO)