Anaris

DESDE LA CORDURA

 

A estas horas de la vida,
con los años cargados
y los sueños desgastados,
no anhelo a los sabios,
ni tampoco los necios
los que nacieron pobres,
ni los qué crearon imperios.
No deseo a los grandes,
ni los falto de empeño
los que rebozan belleza,
y marchan faltos de cerebro
no me interesa el joven,
ni tampoco el viejo
mi anhelo no es para aquel,
que atesora secretos
ni para el qué vive en el bosque,
y sueña con un reino.
Sólo añoro los que nunca nacieron,
los que ayer cómo hoy
permanecen en un largo,
y apacible sueño.