A veces, no lo sé, pero te adentras tanto en mi pensamiento que llegó a creer que eres real.
Tú mística forma de mirar y sembrar en mi mil dudas.
Mi torpe franqueza de creer que a mí lado estarás.
Y he sabido muy bien que a ti no te gusta jugar.
Pasas y te admiro, y hasta te envidio.
Y con recelo y disgusto te digo, vete amor que no eres no mío.