Trajiste heridas de otras lenguas que
no quise traducir.
Verborragia que me gateaba
y me encontraba en su etimología.
Qué rico se volvía mi vocabulario
cuando lo callaba tu boca.
La nieve tibia de julio
apaga el llanto alegre de mayo;
no sé cómo contarte que
el olvido me llega al cuello
y tus recuerdos saltan sin salvavidas;
que tu trampa no apretaba
y
yo
me senté;
que si me hubieras cavado
habrías hallado tu agua.