Soñaba una muchacha que dormía
con un mozo que amaba tiernamente,
que era su compañero diligente
y que pereza alguna no tenía.
Ella, al final siempre se afligía
diciendo: - ¿Qué dirá de mí la gente? -,
y cuando consumaba el expediente,
se juntaban los dos en la porfía.
El mozo la besaba y la abrazaba
con más calor que un ardiente leño;
mas su icor a verter no comenzaba.
Al fin se despertó y le dijo al sueño:
- ¿Durar un poco más, que te costaba,
pues me daba placer con mucho empeño?-
Claudio Batisti