Eras tan niña, tan inocente.
Estabas comenzando a vivir tu vida.
Flor que comenzaba a florecer.
Eras tan tierna como un pájaro herido.
Eras tan linda, con la mirada candida de un angel.
Irradiabas tanta dulzura
Que a tu paso dejabas flores encendidas,
Y un riachuelo de inocencia en tus huellas.
Pero el mundo es malo, y no sabe de compasión.
Por la maldad de un desgraciado
Se marchito también tu flor.
El dia se cubrió de nubes grises
Y el silencio enmudeció tu voz de socorro.
Las palomas vuelan tristes
Y con tu sangre se tiñeron los lirios de rojo.
Ahora tu alma descansa
En los brazos benignos del Eterno,
Mientras que aquel desgraciado
Ni la cárcel lo librara de los tormentos.