Quiero tu voz y presencia,
amo tu silencio y perspectiva,
añoro las mañanas en tu lecho,
y venero las noches compartidas.
Y es así que somos más que uno,
suma de cuatro manos y sonrisas,
una tropa de dedos que trenzan
y lluvia de caricias desmedidas.
Siembro besos en todas tus bahías,
mimos que no conocen despedidas,
miradas empañados de deseos,
y labios que en labios agonizan.