Allá en la lejana juventud, Susana,
evoco tu cuerpo desnudo en mi cama
tus ojos risueños, alegres cocuyos,
tu rostro encendido, tu voz en arrullo
tu boca, tus besos, tus labios sensuales,
Tus senos redondos, tan dulces y suaves
tu rítmico pubis, tu trémulo vientre,
la flor de tu sexo prodiga en torrentes
de calidos jugos de tu tierna carne,
que aun en mis nostalgias incólume arde
tus suspiros hondos, tus leves quejidos,
las ondulaciones de tu cuerpo henchido
de pasión suprema, cuando sin medida
Nos dimos sin miedo corazón y vida
Y evoco, Susana, tú andar cadencioso
exhibiendo entero tu cuerpo armonioso
y sobre tus hombros, sobre tu cabeza,
rebelde melena, dorada rareza,
ráfaga de lluvia dorada sin par
era tu cabello, corona solar
Fernando de J. Cardona Caro