En la calle “amargura” hay un pequeño
buscando el la miseria su comida,
la calle no responde a su mirada
ni al triste transitar de su figura;
una figura con pantalones rotos
y zapatos tan hambrientos como él.
Por la calle “amargura”vaga solo,
con la penas grabadas en los ojos
y una historia que a poco de empezar
dejo escrito su nombre y le olvido .
Un silencio se rompe brevemente
por alguna ventana que se cierra
y por un comentario que se esconde
detrás de alguna puerta mal cerrada.
Penosa desventura la que existe
en una callejuela singular.
.
En la calle “olvidado” hay un anciano
perdiendo sus recuerdos poco a poco,
hace tiempo que busca alguna sombra
de la vida que tuvo en el pasado.
Con un billete ajado en el bolsillo
apenas si le queda recorrido,
y el cuerpo por los años reclinado
parece no querer mirar al sol.
En la calle “olvidado”vaga el viejo,
tiene las manos frías y arrugadas
y en cada una de sus arrugas
hay lágrimas de dolor resecas.
En la calle “amargura” sigue el niño,
en la calle “olvidado“ sigue el viejo,
si pasas por allí puede que encuentres
la injusticia viviendo con los dos.
.
(Sória) Fotografía y poema : Ramón Bonachi.