Solo decir su nombre en voz baja fue suficiente para pasar este invierno, tal vez le vi pero su rostro ya no vive en mis recuerdos, solo su nombre se quedó grabado como el yelmo de mis años.
Solo su nombre se repite en mi narcosis.
Yo sé que ella estaba riendo pero tampoco su sonrisa vive en mi, solo su nombre se quedó como un eco en un túnel.
Ninguna marca en mi cuerpo le pertenece, sin embargo su nombre no se borra, se recalca en mis labios y vibra mi fe, se escapa de mi boca para darme valor.
Anoche quise recordar su cuerpo pero no me resultó, hurgué en la fuente de reminiscencia y lo único que volví a encontrar fue su nombre.
Paulina Dix