Era una dama
entre las damas.
Educada y dulce
por amor casada.
Sus hijos la amaban
con seis enfermaba
y cuando la perdieron
los cuartos palidecieron.
Era una dama
que cosía y lavaba
y siempre firme
a sus hijos cuidaba.
Más era una dama
de cariños y miradas
que nunca conocí
y abuela llamaba.
Cuidaba el jardín
y a los invitados trataba,
pues era una dama
de humilde morada.
Está en el cielo
pues ella enfermara
pero mi madre
me enseñó su cara.
Cara física y moral
era una madre magistral.
Si yo no la amara, por lo que hacía...
me callaría, esta poesía.