José Luis Barrientos León

Silencio

Silencio nocturnal de mi montaña olvidada 

Que reposa junto a mi cama, como tu silueta olvidada 

Silencio entre las sábanas blancas, frías, indiferentes 

Que me consume sin duelo,

Dejándome sin latidos, preso en nuestro lecho vacío

 

Silencio que resucita el pensamiento olvidado 

Temblando bajo el azul del cielo, por tu voz ausente,

Silencio de tu rostro lejano,

Fulgurante en la noche de estrellas

 

Silencio de rostros vacíos, en la ciudad del extravió 

Inundando los oídos sordos, ante la inmensidad del infinito 

De almas distraídas en la agonía del abandono 

Silencio de anhelos y pálidos sueños

 

Silencio de latidos, de besos perdidos 

De amores y entregas, de pechos dormidos 

De gemidos que gritan e imploran en la penumbra de tu sombra

Silencio sigiloso entre tu vientre y el mío

 

Silencio de almohadas húmedas en el lecho vacío

De cuerpos desnudos y caricias furtivas 

Silencio bajo la piel que grita de deseo

Que gime e implora, en la intensidad del latido

 

 

Silencio de luna, de noche y misterio

En la inmensidad de la entrega de mi caricia ingenua

Silencio de niebla que te acerca a mi oído

Para recostarte en mi pecho, penetrando mi cuerpo

 

Silencio cómplice de todos mis versos

Silencio de invierno, De gota de lluvia,

De tu humedad liberada, de tu aroma y tu cuerpo

Silencio de flores, de manantial y roció

No dejes de abrazarme, aunque haya muerto