Aquella ventana
por la que yo miraba,
cuando llovía, helada.
Estaba desolada.
Es la misma que ahora
por la que nadie asoma.
Y el salón se ahoga
de tristezas y demoras.
Con café en la mano
contemplo el otro lado,
un jardín mojado
y un clima embadurnado.
Es la misma ventana
del tiempo ya andado
que cada mañana
dice cuanto he madurado.
Sonrisas ausentes
de ambos lados.
Un poco más caliente
ahora, que en el pasado...