Original Oriflama Infinita

Más ayá de esta tierra perecedera

\"Entre tu y yo todo es volcán y una mirada derretida dice que todo es mejor, que una tormenta se avecina, o la paz del Himalaya nos abraza e ilumina\"

 

 

La gracia esencial en tu beyeza

Es máxima, va mas ayá de la apariencia,

Evoca al agua argéntea. Oh Luna de nácar,

Dulce blanca estreya, tu luz desteya

Mas ayá de esta tierra perecedera,

Resalta tu grandeza, la paz y la paciencia,

La alegre esperanza que guardas en tu Alma.

Oh aspirante a la Vida Eterna,

Háblame, ámame; yo deseo darte el placer,

Exhaltarte al extremo,

Excitar mas todavía tu divino éxtasis!

Oh mística Alma serena,

Mente en plena sabiduría,

Dichosa ave vuela conmigo,

Acompáñame en este día que así se termina,

Vayamos hacia la noche, más ayá

De esta tierra perecedera,

La Montaña Primera nos espera

Al final de la senda,

Promesa de una Vida eterna, perfecta.

 

 

AÑIL

Dulce trina el agua cantarina

En tu alma blanca de bailarina

Y gratuita das tu energía

Cristalizada, pura poesía.

 

Esta vida es para ti un jardín

O un mar sin fin, como ola al delfín.

Oh, diosa, apiádate de mí

Que sí fuí sombra hasta que te vi:

 

Beyeza matinal, alborada; 

Azul donceya de luz sagrada

Y vertical, cual ventisca invernal;

 

A mis ansias arista límite;

Alta y dorada inteligencia astral

Que sueña ser dueña del añil.

 

 

Mas ayá un rumor de aguas encantadas nos encauza, el fuego dentro de nuestras Almas estaya en yamaradas y la creación es inmediata, el tiempo se anula, todo lo ocupa el placer imperecedero y los astros sonríen al vernos de nuevo tan beyos y briyantes como eyos, y altos tocando el cielo con nuestras manos mientras bailamos oyendo el canto del viento pasando entre piedras, acariciando la tersa superficie del lago donde bañándonos purificaremos nuestros cuerpos de todo lo malo que hemos vivido.

Mas ayá un horizonte nuevo y mas nítido, una bendita tierra que nos fue prometida ya hace remoto tiempo, pero lo eterno no se olvida y, aunque muera, siempre vuelve la Vida hasta que yega el santo día en el cual vemos la salida y no cabe duda, hay una ruta de fuga, al este, al Sol naciente, aire através...

Mas ayá nos yeva la corriente del Amor, tan fuerte es, que al miedo, al dolor, a la muerte vence, hará que nuestros sueños se realícen, éxtasis, y existiremos eternamente felices