AGUANTA LA PELUSA
Si te gusta el durazno, aguanta la pelusa;
un dicho popular que viene como anillo
al dedo para quien de la bondad abusa
y ve en el ojo ajeno paja y no su cuchillo.
Tocar el otro extremo tampoco es buena excusa
porque no sirve ser tibio o ser amarillo,
pero hay claros modales como cuando la musa
nos habla y su voz suena sin eco en un pasillo.
Quizás en esa fuente agua no has de beber
o tu vil excremento tenga perfume a rosas
sin pensar que en un giro de eso debas comer.
El otoño vacías deja a copas frondosas
y entre sus hojas secas, puede ser menester,
vislumbrar el reflejo de las piedras preciosas.