Abracémonos, que los segundos nos traicionan
convirtiéndonos en pasado,
la fuerza del tiempo remonta los besos,
se avalancha con su invierno feroz,
y nos deja caer.
Besémonos,
incompletos, imperfectos y desquiciados,
abrumados por tanto espacio
donde nos desnuda el temor al fracaso.
Una distancia que nos ata a la almohada,
lacerantes manecillas que no frenan
divirtiendo a los ajenos.
¿Por qué no coincidimos antes?
Cuando éramos inocentes,
cuando nuestras almas no estaban rotas,
ni corrompidas.
¿Porqué ahora que estamos quebrados?;
y se nos hace tan difícil reparar la ausencia,
despejar las dudas.
Amémonos dejando atrás las interrogantes,
sin calcular las desventajas,
te propongo que apagues mis miedos
y te quedes aquí.