forsety

La dama de la suerte

Allá va la de ojos color miel y cabello obscuro, siempre sonriendo, siempre alerta y siempre sola.

Se cuida del travieso viento, de la atrevida lluvia, del ardiente sol y por supuesto del amor.

Siento envidia de aquellos que la pueden ver pasar por las calles, pero siento mas envidia de aquellos que se han embarcado en una misión suicida para poder tocarla. pero a pesar de sus esfuerzos no lo logran.

Sin embargo, me atrevo a compararla con la misma suerte, aquella que todos pueden ver, pero muy pocos pueden tocar.