Yajaira Vargas

SEGUNDOS ETERNOS

La brisa besa tu rostro mientras descansas debajo del viejo roble... Hilos dorados iluminan tu rostro y tu mirada fija en la mía, como si no existiera en el mundo otra cosa que yo.
Mis dedos enredados en tu cabello, mientras, con mis labios rozo los tuyos en el más sublime beso, puro y virginal y el frío de la tarde me hace temblar, me cubres con tus brazos como adivinando que en ese momento necesitaba sentir tu calor y el suave perfume de tu piel me impregnaba, haciendo de los segundos  eternos.
Justo allí, en ese momento, podría morir en tus brazos pues no importa más nada que sentir el acompasado latir de tu corazón, cuando me susurras al oído: “Te amo”

son segundos, segundos eternos grabados en mi memoria.