Sangre caliente
que corre por las venas
y por el cuerpo.
El corazón
bombea sin descanso
esta energía.
Siento la sangre
llegar a mis mejillas
con un sofoco.
Cuando tu aroma
me dice que estás cerca,
que vas llegando.
Cuando te veo,
y siento que te acercas
hasta mi lado.
Cuando te siento,
y quiero que mis labios
a ti te besen.
Pero la sangre
precisa transferirse
entre la tuya.
Sangres unidas,
también los corazones
y un sentimiento.
Pero la sangre
precisa de latidos
y libertad.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/06/20