Me preguntas y no sé
cuándo volverán las mañanas tenues,
cuando la aurora propondrá el ascenso.
Saturados de ausencia y melancolía
nos quedan los ocasos,
revolotean los declives
de lo que significaron nuestros juramentos.
Me cuestionas y no sé
cuando retornarán las caricias,
cuando la costumbre desatará el milagro,
siendo yo neófita del afecto,
enmudezco el orgullo, y te contemplo.
En tus dudas
intento encontrar, quizás,
una porción de esperanza, un retazo de luz.