Yo no quiero un Amor constituido solo por bonitas mentiras, yo quiero, es mas: ansío el Amor de Verdad, sin ambajes, ni maquiyaje, el Amor real, que es el que he soñado por tantos años sin cansarme siquiera, buscando (y hayando algunas veces sueltas) sus hueyas en la tierra, sus prendas por las aceras, ya que gusta de ir desnuda de toda envoltura, pero su presencia oscura, nocturna, se me oculta y no sé el porqué...
No veo hoy a la Luna, se habrá asustado al ver mi fuego sangrando sobre el blanco puro de las lúgubres nubes que eya zurze y anuda a mi corazón confuso como por descuido? No lo sé, pero me preguntó ahora, asolas, si acaso habrá bajado al mundo un segundo? Entre tanto girar, se habrá mareado, habrá deseado pisar el terruño desde el cual le juro fidelidad y, a voz de rayo, cayado, le proclamo este poema dedicado?
Amor, te busco, deduzco tu rastro, con la luz de mis ojos voy tanteando en los rostros que desconozco... Te lanzo mis manos, te alcanzo mi lazo; aceptarás este abrazo? Te negarás a besar mi cuerpo cálido? Alejarás de mi tu hálito divino para jamás compartirlo conmigo? Yo gustoso te daría del mío un buen sorbo etílico, Sol líquido...
Para qué me ha valido tanto yanto amargo? He hecho mares grandes y dinámicos yorando desde lo alto de tan solo que estoy, solo yo y mi sombra sobre el charco salado... Seré amado, se cumplirá mi deseo, tendré ese beso que demasiado ansío? Amor, me darás algún día (noche, mas seguro) del tuyo? Yo te daría del mío si no estuviera tan frío como el firmamento infinito... Me compartiría a mi mismo contigo, pero somos tan distintos, y te miro tan distante, que no me fío...
Oh Amor mío, lejos veo tu briyo, leo el sinsentido de la muerte en tu gemidos escritos en verde, y así se me pierde la mente, ciega de placer, ebria, clarividente, por los secretos vericuetos de tus profundos laberintos donde me sumo con todos mis sentidos en uno y único: estoy vivo, y te busco... Y solo encuentro un sordo rumor de tus latidos en mi pulso, apenas si oigo tus murmuyos cuando me hundo en el curso del río onírico, y aún no consigo del todo dar contigo... Pero sigo y sigo, y persigo al viento con terco apuro, pues creo haber oído uno de tus versos en el mudo susurro de su voz... O me habré vuelto loco yo solo hablando con mi sombra...
Es malo estar enamorado? El Amor infinito que te destino es acaso para ti demasiado? Te has cansado de mí? Me habrás dejado bajo el gris aguado de este cielo por un simple desquicio? Ven aquí, Luna (el nombre da lo mismo), tírate desde el vértive del precipicio, y ven a dar Vida a este terrible abismo conmigo. Desciende ya, Estreya de Plata, la escalinata turquesa, sal fuera de tu castiyo, y véme un momento mientras impaciente te espero echado en la hierba... Este fuego que arde dentro de mi pecho y en la sangre por todo mi cuerpo, esta fuerza que te atrae, no es trampa, ni hay señuelo, es tu sueño hecho real, yo soy tu Amor Verdadero... O eso espero... Por el momento estoy solo como el Sol en el cielo, y (lo siento) me siento bien sin ti, reflejo inverso en el espejo de mis yoros; soy un genio yo que te dejo ir yendo lejos de mi entorno porque quiero ser eterno dios (esto que quede entre nosotros)? No, no miento, nosotros somos dos, y diversos, y si nos uniésemos se caería entero roto y muerto el universo al fondo del mar, y tal sería un mal final, y qué lástima, cuántas lágrimas malgastadas para nada!
Podremos, al menos, reconocernos a distancia, y a ver qué pasa...?
El acercamiento es fatal, atrapa
El apego a lo banal y perecedero,
Pero cuando yega el Amor Verdadero
Todo el Universo Real se destapa
Y tambien las miradas, y el aire se yena
De palabras escapadas como palomas
Blancas e inocentes, inmunes a esta pena
Que me embarga el Alma si se asoma
Entre la sombra total a contemplar
A la Diosa, sola, yorando sobre el mar.
Luz espiral, éxtasis, nirvana, la santa
Ebriedad reveladora, ahora es clara:
Eya, aqueya estreya lejana, mi Luna,
Es mi imagen reflejada en pintura.