La noche de roja fragancia se iluminó.
La luz de tus pétalos en el azul se diluía
y tu esencia carmesí al éter ascendía
como arrobada flecha que del arco partió.
El rubor de tu mirada la noche incendió.
El iris de tus ojos con el mar se fundía
y el oro de tus cabellos la luz derretía
como ígneo puñal que mi corazón hirió.
Un pájaro de fuego se elevó hasta los cielos
y con alas en llama a la estrella más lejana
voló como la clara risa de una campana.
Era el grito de mi amor que huía de los celos
de un querubín armado con arco y flechas de oro
que robarme quería el aroma que yo adoro.
Aromas de nostalgia