¿No lo oyes?
En la noche cuchichea mientras duermo,
y lo escuchas en las cumbres si no hay viento,
ni del ronco ni del fresco,
o lo silba en el desierto
el polvo denso…
Pero atiende,
que no murmura la corriente
en el río seco,
¿y en el cielo?
en el cielo se deslizan los milanos
si no hay truenos,
y ahora, ni siquiera en el vacío
se oye el eco.
Si no hay fieles en el templo,
no se escuchan ni lamentos.
En los ojos, solo habla el parpadeo,
y la voz de la boca es el aliento
que te dice lo que calla con un beso.
El clamor del fuego
es solo una vela en movimiento,
y el de los anhelos,
son las voces, que en mi cerebro,
turban los pensamientos.
Es un ruido frío e intenso,
de la locura, es el tormento,
es la respuesta al desconocimiento,
y la sola compañía de los muertos.
Escucha atento…
Es el ¡silencio!.