J.K.

Llaman a mi puerta (¿TEMA DE LA SEMANA?)

Llaman a mi puerta, desgraciados,
algunos vienen sin haber sido invitados.
Muchos ni siquiera saben como soy,
algunos temen y me buscan,
otros ni me mencionan, pues mi cara les asusta.


Me temen muchos, me adoran pocos,
soy flagelación del que muere poco a poco.
Soy lo imprevisto, lo pautado,
el crimen, el delito, lo premeditado,
soy un escape para el atormentado,
soy niñera de los niños soldado.
Soy la paz del moribundo,
estoy en los puños del desquiciado,
en la mirada del iracundo,
en la mente del loco
que al sentirse traicionado
quiere ver arder el mundo.
Soy el espejo nauseabundo,
en las noches yo circundo
al depravado que ha salido de caza.


Soy el festival de la franja de Gaza,
soy la expansión de la bomba de un kaza,
soy la ecuación a veces mal interpretada.
Soy una verdad vestida de mentira mal contada,
soy protagonista de un vals, de una balada,
soy la fea del baile, no hay quien a sacarme se anime,
o bueno si, lo hacen algunos de
aquellos a los que la realidad deprime.
¡Estúpidos!
Todos bailarán a mi compás cuando la música termine.


Soy el súmmun del torturador,
del sicario su esplendor,
soy fiel servidora de las manos que destruyen.
Soy el cobijo del que muchos rehúyen,
soy el peligro que frecuenta a los ingenuos,
soy la envidia que rodea a muchos genios.
Soy la razón que se defiende detrás de una esvástica,
soy consecuencia del poder de una mente lúnatica.
No me acusen, no soy yo la que crea las plagas,
aunque sí la que entre ellas se amaga.
¡No me culpen!
De todo vuestro principio no soy mas que el desenlace,
soy la sombra de aquel niño que de pan carece,
soy la rabia contenida que dentro de un asesino crece.


No de igual manera, pero estoy en todas vuestras mentes,
estoy en el impulso del cobarde,
en la bravura del valiente,
estoy en el sur, en el norte, en occidente y oriente.
De las guerras voy al frente,
no discrimino ni a culpables ni a inocentes.
Soy una privilegiada, viajo a todas partes,
voy en trenes, bicicletas o aeronaves,
¡En todo tipo de transportes!
Soy el abrigo del iluso ilusionado que sube a una patera,
en la travesía de muchos soy la tierra que le espera,
soy la excusa, el pretexto detrás de una frontera.
¡Soy declaración de guerra!


Soy la huída del esclavo que su rol no asume,
soy de la malicia su máximo apogeo,
soy la libertad de un reo,
soy la penitencia de las drogas que consumen
¡Estúpidos!


Soy la reina, la diosa, la Dama Blanca,
aunque pocos me adoran y muchos me reclaman,
no soy mala.
Imbécil todo aquel que no comprenda que soy necesaria.
Soy la reina, lo dije, y mi reino está hambriento,
lo siento, no lo puedo nutrir de viento,
lo siento, solo quiero alimentarlo,
ponerlo lindo para cuando vengan a visitarlo.
¡No me culpen!
No soy vuestra enemiga, soy aliada de vuestros actos,
de vuestros malos actos, malditos.
Soy vuestra soberana, háganme reverencia,
soy el resultado de toda vuestra violencia.
Idiotas, no soy responsable de vuestros pecados,
del abuso de poder si soy consecuencia.
Pero no soy mala, malos sois vosotros.


Yo a todos tiendo mi mano,
a los ricos, a los marginados,
a los ateos, a los judíos, a los cristianos,
incluso a aquellos a los que llaman paganos,
a los herejes y a las brujas,
incluso a mequetrefes que les acusan.
A los niños de los que os habéis despreocupado,
a las mujeres que las bestias han maltratado,
a indigentes que en la calle duermen desamparados,
a vuestros progenitores, a esos ancianos
que en la soledad habéis dejado.
Sí, ¿Quién creéis que aprieta sus manos
cuando en el abandono están agonizando?


Pero soy la mala porque muchos sufren bastante,
porque a veces llego pronto,
porque a veces lo hago tarde,
porque a veces es injusto que baile con quien no toca,
¡No me estoy volviendo loca! Aunque digan lo contrario.
No soy mala, os vigilo desde vuestro nacimiento, incluso antes...


No soy mala, tal vez sí devastadora,
aunque a algunos les cautiva mi mirada seductora,
no soy la destrucción, pero en ella mi imagen mora,
soy la conclusión de vuestra caja de Pandora.


Soy la justicia a la que no compran, ni la engañan,
por mucho que alguno se crea invulnerable,
nadie lo es, bajo mi juicio todos son culpables
y la sentencia es la caricia de mi guadaña.

 

Pero tengan algo en claro,
no soy mala, aunque pueda parecerlo,
¿Lo han pensado?
Algo que le sucede a todo el mundo
tal vez no debe serlo.
¿Acaso no hay bastante con ofrecer mi reino
y sin dolor un descanso eterno?
Crean lo que crean o lo que quieran,
eso no me afecta a mí,
mi aliento sobre sus nucas sentirán
cuando les ponga a dormir