Alcanzo a recordar las palabras más tristes en esta habitación,
sentir el miedo que crece, la voz escarchada.
Ver tus manos sostenerme la fe, y recordarte
entre mis brazos, en la tibieza del alma.
Puedo llorar, sobre las angustias de la pared,
fantasear tu retrato de memoria, sentir tu roce,
perderte después.
Cuando la hora precisa me dé su estocada,
perderte después.