Son mis versos la suma de su encanto
porque nacen floridos de su estampa,
donde amor, con dulzura siempre acampa,
adornado con lirios de mi canto.
Como arpegio divino y sacrosanto
los dedico a sus ojos, que es la trampa
que recuerda lo verde de la pampa;
y cautivan igual que flor de acanto.
Es mi pluma pincel que la dibuja
con silueta perfecta que recrea;
porque tiene candor que tanto embruja,
que las fibras del alma golpetea;
pues conserva perfume que me empuja
a pensar que es mi dulce Dulcinea.
Autor: Aníbal Rodríguez