Cuando la noche deviene
desde la médula siento
el fuego de tu mirada
como animal sediento.
¡Ven!…
a beber de mis sentidos
y vibremos el momento
con versos de regaliz
en el apasionamiento
con metáforas doradas
y en las manos los destellos
de almas que son amarradas
en sus cuerpos refulgiendo.