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En un incienso sin humo
que se consume en la medianoche,
yo te quise, por decir te quiero.
En ese lapso en que me parecen
felices los verdes cantares del campo
sobre la ruta… yo te quise.
En esta noche,
que debería ser nuestra
no sé qué de vos te queda
de ese vos parecido a mí,
ni en qué rincón se muere el beso mío.
Una música suave
y la penumbra herida
por la lumbre sutil de tu cuarto.
Yo estaba candente en eso de quererte
no sé si agarrado de mi con tus
manos, para no perderte.
Fuiste una secuencia de figuras
en la luna de mi espejo
sin dejar de ser una.
En este espejo donde me vuelvo
a mirar y no te encuentro.