Capítulo Uno_Génesis Cuántico_ Las Aguas del Caribe
Antes, mucho tiempo antes del derrame cerebral a la memoria histórica y colectiva, del embargo a la razón humana, de que supiera el porqué le robarían, las aguas arropaban el paraíso del Caribe. No había todavía sobre la superficie taínos, ni castas ni subastas, mucho menos políticos, prebendas, corrupción, marginalidad, puntos de drogas, enajenados mentales, acuerdos de aposento. Tampoco empresarios, injerencia extranjera; por lo tanto, no existía el caos.
Luego, las aguas se formaron en dos bandos: unas, como barrera en la S del joven atlántico para “separar” a América de Europa y de África (justamente hizo lo contrario); las otras como eran “bravas o fuertes”, a aprender la mansedumbre con el Océano Pacífico. No eran antagónicas, más bien, compañeras, pero con tampoco que hacer, no había necesidad de colaborar - aquí inicia la idiosincrasia (oportunismo) de vivir en “desacuerdo”-.
El primer día del alejamiento de las aguas brotó la belleza. Era sencillo darse cuenta de la estabilidad de la naturaleza, la oportunidad de disfrutar, aprender, gozar, lo hermoso de ser del Caribe. Impensado que en un futuro sería el principal acreedor de lástima y ¡Con un paraíso! Aunque de cierto, fue siempre el Edén no sólo para los bucaneros, corsarios, filibusteros, piratas de uno que otro parcho azul o rojo, sino también para los sátrapas, canallas, bellacos y prosaicos, y todo nucleótido de su ADN cancerígeno.
Aguas tibias, de color tropical.
Aguas mansas, de inocencia virginal.
Aguas cálidas para los amantes
Aguas para el bien de algunos y para otros, mal.
–Poema escrito en una espuma de agua cuántica-