Soy un islote desecho
en mitad de mi alcoba.
Un archipiélago nocturno
que cobra vida
en la noche de los sucesos.
Crímenes y vegetales
proceden de la mano,
mientras vírgenes desnudas
ocultan su lugar de latrocinio.
Cristales rotos y aleatorios, ruedan
por los suelos recónditos
de estaciones abandonadas.
Precisas marcas de ayer
con fechas grabadas en la nostalgia.
Tizas encendidas por la mano
de un romántico empedernido.
Y en la luz, y en las almohadas,
se suceden
los vestigios de las estrellas.
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